HORACIO A. ROSETE BRIGNOLE

HORACIO A. ROSETE BRIGNOLE
Artista salteño, según sus propias palabras: De profesión Artista, de oficio: Abogado" - "Nací en Salto, departamento del mismo nombre, en la República Oriental del Uruguay, un viernes 13 de julio del año 1926.- En plena "cuchilla", en éste departamento soleado donde las naranjas son mas rojas y mas dulces, y en el que las mujeres tienen las mas bellas pantorrillas, gracias a la topografía del terreno en que transitan. Por si Uds. no lo saben, mi país queda al Este del Río Uruguay, haciendo esquina con el Río de la Plata, al decir de Maggi. No tenemos problemas de razas, ni de religiones; no quedan mas indios.- Bernabé mató los últimos en el "Tacuabé", en el siglo pasado.- Somos pobres, pero... no tanto. Desde 1904 no tenemos guerras ni revoluciones.- La guerrilla "Tupamara" de los años sesenta fue una "revuelta de melenudos". Mi padre era dentista y mi madre, una de las mujeres mas hermosas. Mi tío-abuelo me regaló un pony alazan-ruano, y desde siempre me hice amante de los caballos. A los seis años garabateaba caballos, y por mi aficción al dibujo, me pusieron una maestra particular que me enseñó a hacer orejas como realmente son las orejas. Desde que mi madre pintaba al mejor estilo "Colegio de las Hermanas", dio en mis manos su caja de óleos y pinceles. Así nació mi vocación. María del Cármen, una fámula cálida, ayudante de mi padre, me inició en el gusto por las mujeres. Por no se qué razón me hice abogado, profesión que, a regañadientes, terminé ejerciendo con gusto y placer. Mientras cumplía los cursos académicos en la Facultad de Derecho, transité talleres y maestros: Lucas Gaffre, Milans Martínes, Cúneo, Pratti, Pareja .... y muchos libros. En 1948, envié un cuadro al Salón Nacional y me otorgaron "Carnet de Expositor". Desde entonces no he podido dejar de pintar. Como desde siempre fui muy enamoradizo, tuve muchas mujeres.- Tal vez amé a una sola.- Pero las cosas no fueron fáciles, ni se deslizaron tan lindamente.- Aún no lo son. Aprendí que el hombre tiene cinco sentidos que lo relacionan con el mundo exterior, que interactúan entre sí y degustan ese mundo.- Que su mente piensa, y que aún lo hace cuando no sabe que piensa, y que con su imaginación y sus crisis, se proyecta, racionalizando sus instintos de "primate": territorio, jerarquía, poder, sexo y amistad-enemistad con el grupo. Aprendí que el "órden" rige aún en el "caos" y que la impronta de un trazo y el color de un plano, signan un mensaje con sólo una ojeada. Aprendí que el mundo es bello, que la persona importa que lo mas mágico es vivir, vivir en libertad también, que es hacer y pensar lo que a uno se le ocurra, siempre que, al decir de Vaz Ferreira, que el sujeto haga y piense lo que debe. Mi compromiso es conmigo mismo y termina cuando yo termine." Falleció en el año 2000

HARB

HARB
Firmaba sus obras con la sigla "HARB" iniciales de sus nombres y apellidos aunque las primeras no, y acompaña el dibujo característico de la rosa, sus obras mayores se encuentran en diversas colecciones particulares

Dr. Horacio A. Rosete Brignole

Dr. Horacio A. Rosete Brignole
Foto: gentileza de la Artista Elsa Trolio, que se la puede observar en el medio de las tres damas. Gracias Elsa!! un fuerte abrazo para ti y tus afectos!!! Virginia Rosete

miércoles, 8 de febrero de 2012

Un Cézanne en US$ 250 millones rompe el mercado





Los jugadores de cartas

Un nuevo bombazo en el mundo del arte: con la compra de una de las versiones de "Jugadores de cartas", de Cézanne, los emires de Catar han estrangulado de forma abrupta el mercado. Cerca de 200 millones de euros (250 millones de dólares) tienen la culpa. La compra, a un magnate griego, tuvo lugar el año pasado, aunque se ha conocido ahora, revelada por la revista Vanity Fair. No es la primera vez que la familia real catarí compra arte a lo grande. En los últimos años, los Al Thani se han hecho con obras de Andy Warhol, Mark Rothko y Damien Hirst, entre otros. Como ahora con "Los jugadores de cartas", esas adquisiciones formaban parte de un ambicioso proyecto: transformar el emirato en centro cultural de Oriente Próximo. Sin embargo, el objetivo desborda el mundo del arte.

ÁNGELES ESPINOSA | EL PAÍS MADRID

Poco a poco, y de forma discreta, los Al Thani se han estado haciendo con una enorme colección de arte. El periódico especializado The Art Newspaper les definió el año pasado como `los mayores compradores de arte contemporáneo del mundo`. La misma fuente calificaba a la hija del emir, la jeque Mayasa (28), como `la fuerza impulsora del intento de convertir el rico Estado petrolero del desierto en un centro cultural capaz de rivalizar con París y Nueva York`. Nada más salir del aeropuerto de Doha y antes de alcanzar el Museo de Arte Islámico, las vallas que rodean un enorme solar anuncian la construcción del Museo Nacional. El edificio, obra de Jean Nouvel y cuya inauguración está prevista para 2013, va a albergar la pinacoteca que hasta ahora se guardaba en un palacio real y a la que va destinado el cuadro de Cézanne como gran joya de la corona.

Como sucediera tras la inauguración en diciembre de 2010 de Mathaf, el primer museo árabe de arte moderno, algunos observadores cuestionan el proyecto. Para ellos resulta paradójico exhibir Los jugadores de cartas en un país cuya religión de Estado prohíbe el juego y el vino que aparece en el cuadro. La pintura no es parte de las tradiciones árabes y muchos locales consideran los museos como una invención occidental. Pero es precisamente el intento de salvar esas distancias culturales lo que anima el esfuerzo del jeque Hamad.

Hace medio siglo el pequeño emirato en forma de perla era poco más que un puñado de campamentos beduinos en la arena. Pero el descubrimiento del petróleo primero y más recientemente de las terceras reservas mundiales de gas natural, lo han convertido en el país de mayor renta per cápita del planeta. Con una población autóctona que apenas alcanza el cuarto de millón y en medio de los dos grandes rivales regionales, Irán y Arabia Saudí.

CATAR SE REINVENTA. Catar necesitaba distinguirse de sus vecinos y darse a conocer al mundo. Junto con la cadena de televisión Al Jazeera, las competiciones deportivas y una activa diplomacia, su apuesta por la educación y la cultura se ha convertido en su seña de identidad.

"Mientras Abu Dabi importa marcas culturales, Catar se está centrando en la educación", señala a EL PAÍS Paloma Martin Llopis, una experta en arte que acaba de concluir una visita de trabajo a esos emiratos. En su opinión "sólo Dubái está intentando crear una identidad cultural, invitando a los artistas de la zona`. Significativamente, Doha no cuenta en la actualidad con ninguna galería de arte digna de ese nombre y la única que había, una sucursal de un espacio de Dubái, tuvo que cerrar por falta de clientes.

`Estamos haciendo de Catar el lugar para ver, explorar y debatir las creaciones de artistas árabes de la era moderna y de nuestro tiempo`, declaraba la jeque Mayasa al inaugurar el Mathaf. La propia presencia de la hija del emir (y su segunda esposa, la despampanante jeque Mozah) al frente del organismo encargado de los museos de Catar es una declaración de intenciones.

En los últimos años, Mayasa se ha centrado en la supervisión de las ambiciosas iniciativas culturales de su país desde el QMA, lo que le da la última palabra en las adquisiciones de arte. Para ello cuenta con importantes asesores extranjeros, como el antiguo presidente de la National Gallery británica, Jacob Rothschild, o el que fuera responsable del departamento internacional de Christie`s Edward Dolman.
Las obras más caras de la historia

"Número 5", 1948, de Jackson Pollock. US$ 14O millones. La venta fue publicada en 2006 por The New York Times.

"Adele Bloch-Bauer I", de Gustav Klimt. US$ 135 millones.

Vendido en el año 2006. La transacción no fue confirmada.

"Desnudo, hojas verdes y busto", de Pablo Picasso. US$ 106,5 millones. Fue vendido por la casa Christie`s en 2010.

"Muchacho con pipa", (1905) de Pablo Picasso. Fue subastada por US$ 104,1 millones en el año 2004.

El País Digital


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25/06/10

De Borges a Figari






Exposición de la Revista Martín Fierro





Ximena Aguiar (desde Buenos Aires)

EN EL INICIO, fue el descontento. Corrían los años veinte en Buenos Aires y el ritmo parecía acelerarse. La calle Florida se ofrecía como escenario para el desfile de mujeres con perfumes parisinos, hombres nerviosos con sombreros chatos, automóviles que suscitaban el asombro y algún carruaje tirado por caballos. Un grupo de jóvenes literatos citados en la confitería Richmond acordaba en considerar que "en el arte y en las letras imperaban la solemnidad y la grandilocuencia, la sucesión imitativa, la suficiencia pedante, (…) la ausencia de todo espíritu de indagación, de cambio, de aventura, la absoluta falta de identificación con el espíritu de los tiempos". Reunidos por iniciativa del escritor Evar Méndez, ellos participaron de la fundación de la revista Martín Fierro, que acompañó el desarrollo de la vanguardia rioplatense entre febrero de 1924 y noviembre de 1927. Al menos, así lo relató uno de los presentes, Cayetano Córdova Iturburu, en su libro La revolución martinfierrista, financiado por la comisión para la conmemoración del 150 aniversario de la Revolución de Mayo.

Cincuenta años después de ese relato, Argentina festejó el bicentenario de su independencia y entre las exposiciones organizadas por el Museo Nacional de Bellas Artes vuelve a aparecer la emblemática revista en la que coincidieron Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Ricardo Güiraldes, Raúl González Tuñón, Eduardo González Lanuza, Norah Lange, Xul Solar, Alberto Prebisch, entre otros importantes escritores, artistas y críticos.

La exposición "El periódico Martín Fierro en las artes y las letras" explora los criterios estéticos que impulsó la revista durante sus cuatro años y 45 números, colocando en un mismo plano (sea el de obra de arte o el de documento histórico) las páginas publicadas y los cuadros, esculturas, diseños arquitectónicos, películas o partituras sobre los que versaban, conformando un ambicioso panorama de su actividad, clave en la asimilación local de las vanguardias europeas.

Fue en el número 4 de la revista, de la mano del manifiesto escrito por Oliverio Girondo, que ese descontento tomó forma y misión. Bajo su escrito, el grupo se declaraba enfrentado a la "impermeabilidad hipopotámica del honorable público", "a la ridícula necesidad de fundamentar nuestro nacionalismo intelectual hinchando valores falsos", "al pavoroso temor de equivocarse que paraliza el mismo ímpetu de la juventud, más anquilosada que cualquier burócrata jubilado". Pero, además de la definición por oposición, se exponían ciertos criterios de referencia que regirían su actividad.

En el texto aparecían claras influencias de los movimientos vanguardistas que Girondo había conocido en sus viajes, desde el mismo acto de escribir un manifiesto hasta el diagnóstico de situación ("nos hallamos en presencia de una NUEVA SENSIBILIDAD y de una NUEVA COMPRENSIÓN, que, al ponernos de acuerdo con nosotros mismos, nos descubre panoramas insospechados y nuevos medios y formas de expresión"), pasando por la valoración estética de corte futurista ("un buen Hispano-Suiza [automóvil] es una obra de arte muchísimo más perfecta que una silla de manos de la época de Luis XV").

Pero también se enfatizaba la radicación de la revista en lo latinoamericano: "MARTÍN FIERRO tiene fe en nuestra fonética, en nuestra visión, en nuestros modales, en nuestra capacidad digestiva y de asimilación"; "MARTÍN FIERRO cree en la importancia del aporte intelectual de América, previo tijeretazo a todo cordón umbilical [sin que ello implique] desconocer que todas las mañanas nos servimos de un dentífrico sueco, de unas toallas de Francia y de un jabón inglés".

Metidos de lleno en la contradicción de fomentar un arte de vanguardia propio a semejanza de los movimientos europeos, y decantándose siempre por la divulgación de las nuevas corrientes, se jugó la estrategia de posicionamiento estético de Martín Fierro.

LÁMPARAS VERBALES. Una mañana de 1921 aparecieron en los muros de Buenos Aires afiches pegados por un grupo de jóvenes que pretendía "desanquilosar el arte". "Hemos embanderado de poemas las calles. Hemos iluminado de lámparas verbales vuestro camino. Hemos ceñido vuestros muros con enredaderas de versos", rezaba su proclama. Pese a las intenciones rupturistas, los poemas distaban de aspirar al escándalo. Por el contrario, buscaban concisión en el verso, precisión en las palabras y vuelo en las metáforas, siguiendo los principios del ultraísmo español. Uno de los firmantes, Jorge Luis Borges, que entonces tenía 21 años, finalizaba su poema "Aldea" con el bucólico verso "según va anocheciendo vuelve a ser campo el pueblo".

Por la combinación de ruptura, localismo y renovación de las formas del arte bajo el signo de la vanguardia europea, por su mezcla de humor irónico e intención iluminista, la revista mural Prisma es considerada uno de los antecedentes directos del periódico Martín Fierro. Pero, sobre todo, ambas publicaciones se embarcaron en la lucha contra las formas repetidas del modernismo y sus "flojos adjetivos: inefable, divino, azul, misterioso". Detrás de la repetición de formas gastadas se denunciaban la mentira, la impotencia, el miedo de adentrarse en las cosas.

En su afán por crear nuevos públicos, en mayo de 1924 (tres meses después de la aparición de Martín Fierro), se presentó la Sociedad Editorial Proa, fundada por Oliverio Girondo, Ricardo Güiraldes y Evar Méndez, siguiendo un plan de complementariedad por el cual "el periódico cumpliría su misión de impulsar el presente movimiento de juventud, constituir el ambiente artístico, la atmósfera de renovación, difundir y suscitar la aparición de valores nuevos, formar en fin al público capaz de apreciar la producción que una entidad editorial, al margen, registraría en el libro". Además de proponer un contrato más beneficioso para el escritor que el de otras editoriales (pago de derechos, registro del libro como propiedad del autor y no de la editorial, cobro del 10% por gastos de administración en obras cuya impresión paga el autor), la iniciativa buscó abaratar el libro y acompañarlo de una estrategia de difusión que, según los editores, les permitió vender toda la edición de Don Segundo Sombra de Güiraldes en tres semanas.

Inicialmente centrado en la poesía y las nuevas tendencias literarias, rápidamente otras artes fueron ingresando al campo de acción del periódico. El carácter de época de ese entusiasmo por lo nuevo se deja notar claramente en la apología de las nuevas tecnologías asociadas a la arquitectura y el cine. Los arquitectos Ernesto Vautier y Alberto Prebisch divulgaron el estilo racionalista de Le Corbusier y las posibilidades de los nuevos materiales de construcción mediante fotos didácticas que enfrentaban el "arte decorativo: arte falso" con el diseño utilitario de galpones y usinas, de un automóvil Packard o hasta de artefactos sanitarios. "El entusiasmo provocado por las inéditas posibilidades de los nuevos materiales y las nuevas teorías pueden haber inducido a Martín Fierro a incurrir en alguna exageración", se admitiría a posteriori (en El periódico Martín Fierro 1924-1949; memoria de sus antiguos editores, 1949). En el cine, el crítico Leon Sinec combinaba la valoración del naciente arte ("la primera de las artes del movimiento que asocia como nunca el sentimiento al razonamiento científico") con las predicciones características de la aparición de nuevos medios ("las artes cinemáticas reemplazarán poco a poco a las artes estáticas").

En el área musical, puede señalarse, como lo hace la crítica Elba Pérez en La Nación, la desatención de la revista hacia las transformaciones de la música culta que ocurrían en el país, aunque se incluye la valoración del tango y sus orígenes a través de un artículo de Jorge Luis Borges.

Según Córdova Iturburu, la tarea con la que cumplió el periódico fue la de "poner las artes y las letras de nuestro país al día", "al ritmo de los tiempos", de "lo que ocurría en el mundo", (considerando "los tiempos" y "el mundo" como lo emparentado con lo que sucedía más allá de las fronteras, particularmente en Europa). Así, Martín Fierro difundió obras de Pablo Picasso, Paul Gauguin, Carlo Carrá, André Lothe, y procuró ilustrar sobre las nuevas tendencias del arte. "Los grandes esfuerzos modernos contemplan nuevamente las formas, tratando, no ya de descubrir la naturaleza sino buscando un sistema general de deformaciones que sepa interpretarla", explicaba la colaboradora francesa Marcelle Auclair.

En la exposición, en la que gracias a los esfuerzos de revisión del acervo de diversos museos es posible enfrentar los cuadros originales y las difusas fotos en blanco y negro que procuraban reproducirlos, no se puede dejar de meditar en las consecuencias de que la mayoría de ese arte plástico fuera asimilado por estas zonas - descontando las corresponsalías o los viajes iniciáticos- por medio de la inteligencia, más que como una experiencia sensible.

ESTÓMAGO RIOPLATENSE. "En el transplante de las vanguardias al Río de la Plata hay un diálogo muy fuerte, muy receptivo. Nuestros vanguardistas se forman en Europa en el momento del ascenso de las vanguardias: Jorge Luis Borges y su hermana Norah van a Suiza, a España, conocen el ultraísmo, Norah comienza a ser ilustradora de la juventud de renovación estética en España… se produce un diálogo espontáneo. Y no es un diálogo periférico, porque hay personajes de nuestra vanguardia que trascienden las barreras de espacio y tiempo, como Pedro Figari o Jorge Luis Borges", considera el curador de la muestra, el historiador y diplomático Sergio Baur.

Ese afán vanguardista se transformó al situarse en América Latina. "Los jóvenes artistas se dieron cuenta de que muchas de las fuentes de lo que buscaban sus compañeros de ruta españoles, franceses o italianos se encontraban en el mundo periférico a Europa. Y a su regreso pudieron incorporar el nativismo. Lo valioso de las vanguardias de este lado del Atlántico es la permanente búsqueda de la identidad, en la imagen, en la palabra, en el idioma", dice Baur.

Por eso, explica el curador, uno de los primeros cuadros que se presenta es "Vahine no te miti" ("Mujer del mar"), de Paul Gauguin, que "sintetiza la vuelta al primitivismo y el exotismo en un lenguaje contemporáneo". Sin embargo, cabe añadir que el movimiento solía identificarse más con las urbes y los viajes a París que con alguna búsqueda de raíces locales como podrían ser las herencias indígenas o mestizas. La nota publicada en la revista, "La mujer en la obra de Paul Gauguin" (firmada por Antonio Mordini) finalizaba: "Nosotros los errantes, los que exaltamos las velocidades, las distancias, los grandes transatlánticos, los trenes infinitos, nosotros a quienes el mundo nos parece pequeño, comprendemos al maestro. `Matamúa nave nave fenua`. En otros tiempos, una tierra perfumada".

Uno de los ejemplos que mejor ayuda a definir las afinidades y desmarcamientos de la vanguardia local con respecto de la europea es la relación de la revista con el futurismo. El pintor argentino Emilio Pettoruti, en un viaje de formación por Italia, conoció e integró el movimiento futurista. De vuelta en Argentina, expuso cuadros como "Dinámica del viento", en el que la superposición de conos de vértices alargados y los juegos de luces y sombras buscan reproducir un puro movimiento. Hoy, difícilmente esta obra suscite algún tipo de indignación, pero en 1924, con motivo de su exposición en Witcomb, la revista argentina Columbia publicó caricaturas que se burlaban, con desparpajo y cierta inocencia, del carácter supuestamente incomprensible de sus obras ("Dos personas miran cuadros futuristas. -¿Y eso que significa? -Perdone, no tengo catálogo. Un conferencista en el salón exclama `Pettoruti es un genio, un genio`, y dos empleados de la Mercedes llegan con camisas de fuerza".) Al mismo tiempo, desde Martín Fierro, el artista Xul Solar intentó ilustrar al público sobre la obra de su colega, en una nota en la que afirmaba: "Porque no han terminado aún para nuestra América las guerras de independencia. En arte, uno de sus fuertes componentes es el pintor Emilio Pettoruti".

Marinetti de visita. Cuando el italiano Filippo Marinetti, líder del futurismo, visitó Buenos Aires en 1926, los integrantes de la revista lo recibieron con un agasajo, "como luchador de mérito innegable, como animador de juventudes, como higienizador eficaz de una corrompida estética" aclarando, por las dudas, que "con Marinetti, hombre político, nada tiene que hacer nuestra hoja", en referencia a su compromiso con el fascismo en Italia. Pese al reconocimiento artístico, también era evidente que el futurista llegaba a estas tierras un poco tarde. "Hoy Marinetti está calvo y es casado. Se aproxima a la cincuentena. Todos nos hemos burlado un poco de su pretensión de crear todavía futuristas después de la guerra que ha concluido con todo", afirmaba una nota de Nino Frank.

La distancia espacial y temporal, y quizás también la diversidad de hecho de una vanguardia artística local que el periódico ayudaba a componer, permitió atemperar el dogmatismo vanguardista. "El futurismo marinettiano ha sido ampliamente superado. Por otra parte, la extraordinaria complejidad del espíritu contemporáneo se resiste a someterse a los rigores de cualquier estrecho dogma", consideraba Alberto Prebisch. Con motivo de la visita de Marinetti, se organizó una exposición de artistas argentinos de vanguardia: Emilio Pettoruti, Xul Solar y Norah Borges, quienes "demuestran que el acento moderno puede manifestarse bajo apariencias contradictorias, en obras reveladoras de los más opuestos temperamentos, [y así] nos obligan a considerar con escepticismo los principios que pretenden fijar intransigentemente los límites y las fuentes precisas de la emoción artística", señalaba Prebisch.

Entre los artistas que la revista esgrimió como referentes de la vanguardia local, apareció notoriamente el pintor uruguayo Pedro Figari. El escritor Ricardo Güiraldes defendió su obra contra algunas objeciones miméticas en 1924 ("Sí, pero, ¿qué me dice usted de este pie? Digo, señor, que no entiendo de pies cuando se me habla de alma"), señalando la calidad del tratamiento plástico, la sugestión de las formas, la paleta que armoniza tonos "sucios" y colores primarios, matices de negro, verdes lívidos, rojos violentos, "celestes, violetas, rosas, dorados y blancos" imposibles de adivinar en la grisácea reproducción. Además, en concordancia con los postulados de Martín Fierro, el artista era reconocido por su capacidad de armonizar el espíritu vanguardista y el nativista, por lo que se aprecian sus temáticas locales ("Pedro Figari prueba que es pictórica la pampa", "demuestra que otros no supieron ver lo que tenían más cerca") y su independencia estética ("puede encontrarlo todo en sí mismo y sin pedirlo a los vecinos").

El sentimiento de pertenencia a ciertas corrientes estéticas cruzaba sin dificultades las fronteras, y agrupaba a los que querían participar de esta "nueva sensibilidad". La vida cultural en Montevideo "no era vista en un sentido menor sino en un diálogo paralelo y de iguales. Hay algo digno de destacar: los dos libros de estética que ellos resaltaron, como los trabajos a partir de los cuales cambió la crítica, fueron Teseo de Eduardo Dieste y Arte, Estética e Ideal, de Pedro Figari, publicado primero en Francia. También en la poesía estaban muy atentos a lo que pasaba en Montevideo, lo sentían como una prolongación de su ideología de vanguardia", dice Baur.

Las relaciones personales también pesaban. "De Rafael Barradas hay poco, sólo una ilustración. Ellos toman a Figari, que era amigo de Güiraldes. Otra figura que los une es la de Alfonso Reyes, amigo de ambos. En otra revista, Cuadernos del Plata, Reyes elogia a Figari. Hay un diálogo que excede a Martín Fierro, un lenguaje y un entendimiento común que hace que se sientan muy cerca unos de otros", señala el curador.

De hecho, tan cercana como estuvo Montevideo para el aporte cultural, lo estuvo para la crítica. En el mismo número en el que apareció el mentado manifiesto, la ilustración de tapa fue una caricatura con el título "Montevideo según Vargas Vila", en la que se satirizaba al mismo tiempo el estilo ampuloso del escritor colombiano y las referencias culturales canonizadas de Uruguay. Frente al Partenón del teatro Solís figuraban, en el centro, José Enrique Rodó como Platón, erigido sobre un pedestal, José Batlle y Ordóñez como Pericles (llevando de la mano a Baltasar Brum como Aspaxia), Vicente Martínez Cuitiño y Ulises Favaro como Sófocles y Aristófanes, Emilio Frugoni como Demóstenes, Juan Zorrilla de San Martín como Herodoto (sosteniendo bajo el brazo La epopeya de Artigas) y Juana de Ibarbourou como la poetisa Safo. Una mezcla de reconocimiento y denuncia, en la que las figuras de referencia ineludible vestían túnicas anacrónicas y parecían dialogar sólo entre sí.

Pese a la vigencia que siguen teniendo la argumentación y el estilo de muchos de los artículos publicados, y al reconocimiento que hoy rodea a los integrantes de Martín Fierro, no está de más recordar que en un tiempo la revista fue sostenida por un grupo de jóvenes con ansias indefinidas y ganas de participar de "lo nuevo", que motivaron fuertes polémicas atravesadas por el humor y fueron a su vez satirizados, bajo el mote de "los neosensibles". Según Baur, esa juventud del impulso, así como la simultaneidad y diversidad del montaje -que incluye desde los primeros ejemplares de una profusa actividad editorial hasta una sala con cinco pantallas en las que se proyectan películas de época- permiten que la exposición histórica mantenga su carácter actual y para nada nostálgico.








Imágenes que causaron impacto







World Press Photo. En 2009, Participaron 5.847 fotógrafos de 128 países, y premiaron a 63 de 23 nacionalidades

Un fotógrafo independiente italiano ganó ayer el primer premio en la competencia mundial de reportaje gráfico World Press Photo con una imagen de una mujer que protesta los resultados de las elecciones presidenciales iraníes desde el techo de una casa en Teherán.

Los jueces destacaron la belleza de la imagen de Pietro Masturzo que, a su juicio, capturó la tensión y emoción del momento mientras las protestas cobraban fuerza en Irán. Según dijo la presidenta del jurado, "la foto muestra el comienzo de algo, el inicio de una historia enorme".

La agencia France Press se llevó los tres premios en la categoría de noticias. El fotógrafo argentino Walter Astrada ganó el primer premio por segundo año consecutivo, esta vez con fotos de hechos de violencia en Madagascar. (Foto 1)

La Associated Press y la Agence Vu de Francia recibieron el mayor número de premios en total, cada una con tres premios y una mención.






Los jueces otorgaron premios a 63 fotógrafos de 23 países en uno de los concursos fotográficos más prestigiosos. El jurado pasó dos semanas revisando un récord de 101.960 fotos de 5.847 fotógrafos de 128 países.









El arte uruguayo tiene trascendencia internacional y un interés local relativo. Hay muchos artistas, faltan compradores y los que hay prefieren a los consagrados, pero casi todos coinciden que lo mejor está por venir.

Fabián Muro

Hace menos de dos años un cuadro de Joaquín Torres García, Constructivo misterioso, se remató en casi dos millones de dólares en Nueva York.

Un desembolso así por una obra de un artista uruguayo -más allá de que se trata del más conocido y cotizado internacionalmente- debería enviar también algún tipo de señales hacia el mercado interno.

"Seguimos siendo un mercado chico, pero hay mucha tela para cortar. Creo que en 10 años, vamos a crecer 10 veces", dice lleno de optimismo un rematador de la empresa Gomensoro.


Uno de los más importantes galeristas de Montevideo también ve un futuro luminoso, aún cuando diga que nadie está haciendo mucho para que se materialice, ni siquiera él mismo.

Entre 500 y 700 personas se anotan anualmente en la Escuela Nacional de Bellas Artes. No sólo lo hacen para irritar a sus padres, sino que también dejan claro la necesidad de expresarse y de vivir de eso. Sin embargo, el nivel de egreso es bajísimo, las posibilidades de trascender mínimas y el ingreso al mercado poco asegurado. La mayoría de los artistas surgen de los talleres privados que, en Uruguay, abundan.

Igual, los estudiantes de Bellas Artes provienen del recientemente creado Bachillerato Artístico, una opción que tienen los liceales para terminar secundaria que se distancia de las más prácticas y tradicionales Humanístico y Científico.

Abundan, además, las becas y los premios que aportan tanto el sector público como el privado. El Centro Cultural de España, sin entrar en ningún tipo de operativa comercial en el mercado uruguayo, dispone actualmente de 400.000 euros para promover y difundir la cultura -no únicamente las artes plásticas- y hace dos años adosó al Premio Nacional del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) una estadía becada en España para el primer premio. La Embajada de Francia también entrega una residencia en Francia como principal atractivo de su Premio Cezanne.

Y siempre parece estar abierta la posibilidad de llegar a conquistar una parte del mercado internacional, como Ignacio Iturrria, Fito Sayago o Pablo Achugarry -que puede llegar a obtener más de 100.000 dólares por una de sus esculturas-, que venden obras para coleccionistas y museos de todo el mundo. Son parte, además, de una elite que gusta del lujo y del renombre y que dispone de recursos para el arte.

Obras de artistas más vinculados a experimentaciones contemporáneas como Eduardo Cardozo o Marcelo Legrand, de acuerdo a un marchand local, duplicaron en algunos casos su cotización en el mercado internacional. "Hay mucho potencial" es la frase a la que recurren todos los que de una forma u otra están involucrados en la comercialización del arte uruguayo.

Es que el arte contemporáneo nacional empieza ganar mercado, con artistas como Gustavo Tabares, Juan Burgos o Dani Umpi; ya tiene varias galerías dedicadas a él (Marte Up Market en la Ciudad Vieja) ; una colección abierta al público (la de la familia Engelman Ost) y una tendencia cultural oficialista a promoverlo.

"Tenemos los artistas. Falta todo lo demás", opina el galerista Oscar Prato.

"Acá nunca hubo un mercado", dice un artista plástico con obras en el Museo Nacional de Artes Visuales, colecciones privadas y esculturas expuestas en espacios públicos, pero que prefirió hablar desde el anonimato al tocar temas que pudieran herir sensibilidades en el ambiente.

De acuerdo a su visión, el trabajo de algunas galerías contribuyó a la creciente cotización de algunos nombres, algo que fue aprovechado por las casas de remate.

Más allá del beneficio que pueda significar para aquellos (pocos) nombres favorecidos por la gracia del mercado, dichas operaciones también ensancharon la brecha que separa a unos y otros: "Ellos se llenan la boca con números. Pero cuando revisás las listas de subastas de nombres prestigiosos que no están entre los tres o cuatro grandes, lo que se paga por las obras es una vergüenza. Un cuadro de Vicente Martín, por ejemplo, puede salir apenas 300 dólares", comenta este artista que a su vez es crítico. El multiempleo es común en el arte con críticos que son artistas o artistas que son curadores.

Para Prato, las responsabilidades de que el anunciado crecimiento no se concrete no dependen únicamente de distintas visiones sobre cómo promocionarlo y comercializarlo entre galeristas y rematadores. El Estado también tiene parte de la responsabilidad. Le parece positivo que se vaya a abrir un museo dedicado a Pedro Figari. Y que la dirección del Museo Nacional de Artes Visuales está haciendo, con los recursos que tiene, lo mejor que puede. Pero estima que a menudo no hay suficiente conciencia entre las autoridades acerca de la importancia cultural y económica que representa el arte para el país. "En la última Bienal del Mercosur, en Porto Alegre, hubo una sección especialmente dedicada a Francisco Matto. Eso fue un hito para las artes plásticas del país. En la sala estaban presentes sponsors brasileños y argentinos. De Uruguay no estaba ni el MEC", dice.

Entonces, ¿a qué viene tanto optimismo acerca del futuro? La respuesta es una sola: la demanda externa. Esa será la que asimile una oferta que en opinión de Prato y también otros consultados, es desproporcionada para la población que tiene Uruguay. Para Juan Castells no hay dudas: "Es desde afuera que va a venir el crecimiento". Para Juan Gomensoro: "Poca gente está comprando en comparación con todos los que van a comprar después".

Comprar arte es una buena inversión, dice con aplomo Jorge Castillo, de la Galería Sur de Punta del Este. Y eso rige, de acuerdo a su conocimiento, tanto para los maestros consagrados por el legado de una obra, como para los que siguen en actividad. Castillo agrega que este año, por primera vez, una galería uruguaya, la suya, va a estar en la feria de Maastricht, la más importante vidriera de arte de Europa junto a la de Basilea.

La demanda externa, empero, no se puede sostener indefinidamente apelando a los grandes nombres del arte plástico nacional. Este mercado, como tantos otros, depende del recambio.

"Torres García se murió", dice Gustavo Tabares, artista plástico y director de Marte Up Market, una galería de la Ciudad Vieja especializada en arte contemporáneo. Aunque mucho más conciliadora, Clara Engelman coincide en que el interés de cierta parte del mercado se está yendo hacía artistas más "modernos" como María Freire o José Pedro Costigliolo.

Sin embargo, las colecciones más importantes están centradas en arte ya consagrado, que en general abarca hasta el taller Torres García y los artistas que surgieron de ése lugar. Allí se dan los mejores precios y es, en general, lo que se consigue en las casas de subasta.

Un artista contemporáneo, dedicado a la pintura, las instalaciones, la escultura o el video arte puede vender su obra desde mil dólares. Los nuevos consagrados pueden llegar a cotizarse a 10.000 dólares. Han encontrado un mercado en coleccionistas extranjeros y algunos locales como los Engelman, o Jorge Srur, el director de la Compañía de Oriente que el año pasado exhibió su colección en el Subte Municipal. De hecho, ante un Estado que no compra obra, el papel de estas colecciones privadas es fundamental para sustentar y desarrollar carreras.

Para Castells, los compradores uruguayos son pocos para la oferta existente, mientras que para Castillo los museos nacionales no poseen los medios suficientes para efectuar adquisiciones muy grandes. Y muchas veces la supervivencia del arte uruguayo depende de los extranjeros.

"Es ridículo pensar que `se nos llevan todo`", dice Prato. "¿Qué queremos? ¿Que la cantidad de artistas que tenemos vivos se mueran todos apilados de hambre, pero dentro del país?".
En Línea

El Museo Virtual de Arte de El País (muva.elpais.com.uy) permite a los usuarios recorrer dos edificios con obras de Lacy Duarte, Ignacio Iturria, Petrona Viera, Francisco Matto, José Cuneo y Manuel Espínola Gómez, entre otros.
Colección pensada

Una escultura de María Freire fue la primera obra de la colección que Clara Ost y Carlos Engelman exhiben en su museo de la calle Rondeau y Mercedes. Profesionales exitosos decidieron armar una colección de arte contemporáneo que representara no sólo el devenir del arte uruguayo, sino también la historia del país. Hoy en esa colección conviven muchos Hugo Longa, Costigliolo, Freire, Barea junto con trabajos de artistas más nuevos como Tabares, Dani Umpi, López Lage o Javier Abreu. "No sé cuántas obras tengo", dice Ost en ese oasis que es el local céntrico que alguna vez fue un laboratorio y hoy está completamente dedicado al arte. "La idea es armar una colección unida por líneas de pensamiento y sentimiento". Las obras que compran no están pensadas como una inversión, aunque algunos de los artistas que ellos han adquirido en los últimos 40 años ya son importantes y relevantes para el mercado nacional. Los Engelman-Ost son habituales en vernisagges y en los talleres de artistas. De la última exposición de Dani Umpi, por ejemplo, se fueron con cuatro obras.
Presión impositiva

Juan Castells, en cuya empresa se vendieron casi todas las obras más caras de artistas nacionales, señal que la reforma impositiva tuvo un impacto en la subasta. "Encareció la intermediación", afirma y explica que el impuesto a la renta en este caso es el 2,4%. A eso hay que sumarle un 3% por concepto de derecho de autor, muy alto en su opinión. "Más una comisión del 10%", añade. Finalmente, está el impuesto al valor agregado. "Todo eso viene afectando negativamente al mercado del arte desde hace un tiempo", sostiene.

Juan Gomensoro, también en el negocio de la subasta, coincide. "El mercado se redujo por la carga impositiva", dice y calcula que en Punta del Este -plaza fuerte para la comercialización de las obras en el país- se deben haber efectuado operaciones que suman en total 250.000 dólares, una cifra muy baja en su visión.



Se realizó el lanzamiento de una atractiva propuesta promovida por la Comisión Honoraria del Centro Cultural Casa Quiroga. Se trata de una edición especial de los cinco de los libros más importantes de Horacio Quiroga: “Cuentos de amor, de locura y de muerte”, “El salvaje”, “Anaconda”, “El desierto” y “Los desterrados”.
Los tomos tienen prólogo y notas de Leonardo Garet, sobre el destacado cuentista salteño; y las portadas y contratapas con detalles únicos, exclusivos para la Casa Quiroga. Los libros, con una buena calidad de impresión, están a la venta únicamente en este centro cultural a precios muy accesibles.
Para celebrar el acontecimiento se llevó a cabo un brindis en la Casa Quiroga, con la participación de integrantes de la mencionada comisión, del Prof. Leonardo Garet y del director de Cultura de la Intendencia de Salto, Denis Dutra.

HOTEL CONCORDIA

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Uruguay 749 - Tel: 473 32735 - Salto - URUGUAY

La Casona del Daymán

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Ruta 3 Km,483 - A 5 km.de Termas del Daymán y 10 de la ciudad de Salto, Uruguay - Informes: Salto: (0598-73) 35007-32154 - Montevideo: Telefax (0598-2) 782334