
Desde 1977, el ICOM (Consejo Internacional de los Museos de Unesco), establece un día anual de la museística que suele abarcar actividades en más de 70 países. El Día de los Museos, en 2010, será el 18 de mayo. La actividad, en muchos de los países involucrados, suele desbordar el "día" y se extiende a una semana o más. El Comité uruguayo de ICOM, en esas jornadas entrega su premio anual a una institución que a su entender se haya destacado en el último año. Esto se reiterará en mayo próximo. Uruguay tiene un acervo museístico importante y se caracteriza por contar con numerosas personas dedicadas a preservarlo y exhibirlo de manera adecuada. El "Día de los Museos", que este año tendrá como tema central la "Armonía Social" será ocasión adecuada para reiterar dicho espíritu.
El País Digital

Con piezas existentes en algunas colecciones montevideanas se abrió, en absoluto silencio, en el Museo de Historia del Arte (Muhar) del Palacio Municipal, una extraordinaria muestra de arte africano.
Nelson Di Maggio
Tywara. Ornamento de cabeza, de madera, representando un antílope macho estilizado, ya conocido en una anterior exposición y similar al que ahora se exhibe en el Muhar.
Tywara. Ornamento de cabeza, de madera, representando un antílope macho estilizado, ya conocido en una anterior exposición y similar al que ahora se exhibe en el Muhar.
La inauguración del Museo Branly hace un año en París, puso en relieve la importancia del arte de otros continentes que no obedeció a los cánones occidentales. Arte primitivo se llamó al principio, artes primeras en la actualidad, reunió obras provenientes del Museo del Hombre y del Museo Etnográfico en una sucesión deslumbrante de creaciones tribales que hasta ahora no habían tenido el contexto y el reconocimiento eurocentrista. La más audaz imaginación contemporánea se instaló allí y ningún museo de arte actual es capaz de rivalizar y asombrar por la fascinante inventiva que se reparte por amplios espacios del museo ideado por el arquitecto Jean Nouvel.
Hay otros museos dispersos por el mundo que supieron saquear el patrimonio aborigen (el etnográfico de Lisboa es formidable, cosecha del colonialismo salazarista) dedicados exclusivamente al arte tribal africano. Lo curioso es constatar la existencia en Uruguay de excelentes colecciones privadas que como la del doctor (y ex actor) Antonio Stabile, con maravillosos objetos provenientes, con el asesoramiento de expertos lugareños de Burkina Faso, donde residió muchos años, que se agregan las que actualmente se exhiben en un número cercano a las doscientas piezas.
La primera exposición de arte negro en Montevideo fue organizada en 1969 por el Museo de Arte Precolombino de Francisco Matto en su recordada sede de la calle Mateo Vidal. Ochenta y dos trabajos de distinta procedencia pertenecientes en su mayoría al entorno torresgarciano deslumbraron al visitante ayudados por un excelente catálogo con un texto inteligente y la caracterización detallada de cada ejemplar en exhibición.
En el Muhar de la comuna capitalina la ausencia de información adecuada (incluso la adquisición y autenticidad de las piezas por los coleccionistas), a excepción de la identificación escueta de cada ejemplar y algunos textos de pared, no es óbice para el deslumbramiento, para el renovado deleite de un arte al que no es fácil acceder en cualquier ciudad de cualquier país. Por eso, esta exposición denominada Creación, magia y misterio del arte africano, es excepcional e imperdible. Curiosamente, está habilitada solamente los sábados de 12.00 a 17.30 horas por falta, aunque parezca increíble, de funcionarios. La IMM amplió el museo y de inmediato lo condenó al ostracismo. Sin embargo el retaceado presupuesto para la cultura fue generoso al inaugurar otros museos de segundo orden y adquirir edificios (bazar Mitre) con planes utópicos. De cualquier manera, la exhibición se prolongará hasta el mes de abril, quizá haya una inauguración oficial y la benevolencia de la administración municipal se apiade del castigado contribuyente nacional y de los visitantes extranjeros con la publicación de una modesta hoja fotocopiada referente a la exposición.
Es un lugar común aludir a la influencia del arte tribal africano (también de Oceanía) sobre las vanguardias históricas, desde Gauguin a Picasso, los movimientos fovistas, expresionistas, cubistas, surrealistas y así siguiendo. Joaquín Torres García (al igual que Klee y Max Ernst), sucumbió a su hechizo. Sus discípulos, también.
En un buen montaje, el público apreciará, deslumbrado, una amplísima gama de objetos-imágenes procedentes, en su mayoría del Congo (tambores de ranura, cascabeles e instrumentos musicales de madera, taburetes, fetiches, cestos de fibra vegetal, gorros adornado con botones), de Camerún (cerámicas con caracolas y plumas, esculturas de pigmeos), Mali (escudo de chapa repujada, admirable escalera, máscaras tywara- ornamento de cabeza de los grandes cultivadores, ornamentación estilizada de antílopes machos-, fantástica puerta de granero totalmente tallada con diversos símbolos, Nigeria (tabla de adivinación yoruba) entre otros referentes preciosos que van desde lo textil de rafia y plano al volumen cerámico, metal o madera, o combinación de elementos como un perro bicéfalo acribillado de clavos, que remite a varios escultores alemanes contemporáneos. Cientos de esos objetos, sin ser repetidos, se asemejan entre sí por la resolución formal y acaso obedezcan a un canon especial, a un determinado formulario retórico.
La mayoría de estos objetos-imágenes no tienen una antigüedad superior a los doscientos años y fueron pergeñados como instrumentos cultuales, de utilidad práctica o de adorno todos caracterizados por una inventiva asombrosa y una técnica sabia y refinada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario