Quizá Seúl, Johanesburgo o Los Ángeles le queden un poco a desmano. Para salvar la distancia entre el arte -confinado dentro de las paredes de los museos- y el público -esparcido a lo largo y ancho del mundo-, Google dio en 2011 con una solución virtual: la plataforma Art Project. Aunque ya existía desde febrero del año pasado, el proyecto, de libre acceso, se lanzó esta semana mejorado y ampliado exponencialmente.
Google eligió París como símbolo internacional de la cultura para presentar la segunda fase del programa, que ahora permite a los internautas contemplar 30.000 obras de arte de los mejores museos y fundaciones del mundo en alta resolución. La puesta fue en el Museo de Orsay, templo recién reformado del impresionismo y uno de los 151 socios de 40 países que se han sumado al proyecto de la compañía estadounidense.
El éxito de un experimento llevado a cabo en 2009 a medias entre Google y El Prado de Madrid supuso el germen de lo que dos años después sería Art Project. La empresa propuso al museo registrar algunas de sus piezas más destacadas para colgar las imágenes en su página web, y tras comprobar el interés que despertó la iniciativa se creó la plataforma, que hasta ayer albergaba algo más de mil imágenes en alta resolución procedentes de 17 museos de Europa y EE.UU.
La versión renovada, además de haber multiplicado el número de obras y sus lugares de origen, incluye en su abrumadora web la posibilidad de realizar visitas virtuales con tecnología street view, esto es, con una visión de 360º, a 385 salas de 46 museos de todo el mundo. De las 30.000 piezas que se han digitalizado, además, una selección de 46 obras maestras, como El nacimiento de Venus, de Botticelli; La noche estrellada, de Van Gogh o El retablo de San Vicente Mártir, de Bernat Martorell, podrán apreciarse en una resolución de dos gigapíxeles, que permite observar detalles ocultos para el ojo desnudo.
La máquina que fotografía las obras fue la estrella de la sesión de presentación en París. El Carro Google es un flaco artilugio blanco con ruedas, un visor, un teclado, y en la cabeza tiene una especie de bola redonda y negra que fotografía todos los ángulos posibles.
Si hasta el momento el tipo de obras a las que se podía acceder se limitaba fundamentalmente a las pinturas, ahora se pueden consultar además esculturas, arte urbano y fotografías, artes decorativas islámicas o arte rupestre africano. "Es un proyecto vivo que tiene que seguir creciendo. Todavía quedan muchos museos por participar, y también otros tipos de arte, como mobiliario, restos arqueológicos...", señaló David Robles, director de Alianzas Estratégicas de Google Maps en España.
El programa, que ya ha atraído a 20 millones de usuarios este último año, permite explorar el contenido por el nombre del artista, el de la obra, su tipología, el museo al que pertenece, el país o la época. También pueden crearse colecciones personales de obras o de sus detalles, que pueden compartirse con otros internautas.
EL PAÍS DE MADRID
El País Digital
LA HAYA | MIKE CORDER-API
Es, no es, es... Una naturaleza muerta que una vez se creyó de Vincent Van Gogh pero luego se bajó de categoría a un trabajo de un artista anónimo es de hecho del mismísimo atormentado maestro impresionista holandés, según se confirmó ayer.
El proceso que llevó a la confirmación de la autenticidad del cuadro parece un caso de detectives. Una nueva técnica de rayos X ayudó a expertos a reexaminar lo que ya sabían de Naturaleza muerta con flores del prado y rosas.
La radiografía detallada de una pintura oculta de dos luchadores y el conocimiento del período del pintor en una academia de arte belga llevó a un equipo de investigadores a concluir que se trata realmente de un Van Gogh.
La pintura es propiedad del Museo Kroeller-Mueller en el centro de Holanda y el martes pasado fue colocada entre otras obras de Van Gogh.
No hubo un momento de verdadera sorpresa para los expertos que estudiaban el cuadro, dijo Louis van Tilborgh, un investigador senior del Museo de Van Gogh en Amsterdam que participó en el proceso de confirmación.
"Cada pieza simplemente fue cayendo en su lugar``, expresó el experto a The Associated Press.
El lienzo de 100 x 80 centímetros (40 x 31 pulgadas) fue adquirido por el Museo Kroeller-Mueller en 1974 como una obra perteneciente a Van Gogh. Se creía que era de la época en que el artista vivió con su hermano Theo en París a finales de 1886.
"Pero cuando lo colgaron (en el museo), empezaron a surgir dudas`` de su autenticidad, dijo Van Tilborgh.
Expertos pensaron que el cuadro era demasiado grande para ese período, la representación del jarrón rebosado de flores y aún más flores sobre la mesa demasiado exuberante y recargada; y la firma estaba en una posición inusual para Van Gogh, en la esquina superior derecha.
Con las dudas apilándose, en el año 2003 el museo decidió atribuirle la pintura a un artista anónimo en lugar de a Van Gogh. Pero el trabajo detectivesco tampoco pudo terminar allí.
Una radiografía tomada cinco años antes ya había revelado una imagen vaga de dos luchadores escondida bajo esa Naturaleza muerta con flores del prado y rosas, que continuó interesando a los investigadores. Ahora, una nueva radiografía ha mostrado a los luchadores con más detalles, con las pinceladas y pigmentos usados, y todo apunta de nuevo al maestro.
Poner a los modelos a posar semidesnudos era una característica distinguida de la academia Antwerp, de Amberes, donde Van Gogh estudió a principios de 1886, lo mismo que el tamaño del lienzo, dijo el Museo Kroeller-Mueller.
Vincent le escribió a su hermano que necesitaba un lienzo grande, nuevos pinceles y pintura. Theo ayudó al pobre artista a comprar los materiales y una semana después Van Gogh le escribió de nuevo para decirle que estaba encantado con la pintura de los dos luchadores.
Van Tilborgh comentó ahora que las pinceladas y los pigmentos en la pintura de los luchadores también corresponden con lo que los expertos saben del trabajo de Van Gogh en Antwerp. "Comprobamos, por encima de cualquier duda, que la técnica y las pinceladas son típicas de Van Gogh. Los colores son los que él usaba en su paleta de aquella época", afirmó el experto.
Los luchadores también ayudaron a explicar la "inusitada exuberancia`` floral de la naturaleza muerta, dice el comunicado del Museo Kroeller-Mueller: Van Gogh tenía que cubrir en su totalidad la vieja imagen con su nuevo trabajo. La obra se puede ver en el museo ubicado en Otterloo, a 85 kilómetros de Amsterdam.
El País Digital
"¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?"
Vincent van Gogh
Noticia relacionada anterior: 18/02/12
Balada para un loco
Una biografía definitiva y una muestra de su obra, revivieron una vieja polémica: Van Gogh, ¿estaba loco? Hay quienes dicen que no y otros que eso no importa. ¿Un genio desequilibrado o un artista ambicioso?
Blake Gopnik (*)
Cuando Vincent van Gogh caminaba por la calle, los párvulos le gritaban "chiflado", y los padres pregonaban "ahí va otra vez el loco". Su padre intentaba mantener al joven Vincent tranquilo pero su madre con el paso del tiempo resumiría las cosas claramente: "Creo que siempre estuvo loco, y que su sufrimiento y el nuestro fue el resultado de eso". Van Gogh despotricaba, comía pintura, tomaba trementina y se cortó un pedazo de oreja. "Sentía mi propia enfermedad muy dentro mío", dijo en uno de sus momentos de calma.
Cualquiera sea el diagnóstico para todo eso (¿epilepsia temporal?, ¿desorden bipolar?, ¿esquizofrenia?), van Gogh, hablando claro y pronto, se comportaba como un loco. Esa es la idea general que se hace el lector que recorre las 900 páginas de Van Gogh: The Life, la biografía escrita por Steven Naifeh y Gregory White Smith.
Pero este nuevo recuento de la peripecia del artista también revive una vieja polémica: ¿es importante la insania del artista? Yo digo que sí, porque uno de sus objetivos era pintar su propio trastorno. Mientras usamos sus imágenes para decorar nuestros dormitorios y posavasos, no podemos perder de vista su radical agresión, su locura, y de cómo deliberadamente volcó esa locura en su arte.
La actual generación de expertos no coincide con eso. Cornelia Homburg, una de los curadores de Van Gogh Up Close, una nueva muestra en el Philadelphia Museum of Art, dice que encuentra "muy dificultoso que los actos de un artista como artista sean exclusivamente vistos a través del hecho que era una persona perturbada". Así que la muestra ignora a la persona y en su lugar echa una mirada a cómo van Gogh, el artista sistemático, gustaba de mirar las cosas de cerca y como consiguió así hacer una contribución crucial a la historia del arte moderno. Uno de los sectores de la muestra lo revela llevando sus naturalezas muertas a lo esencial. Otras lo muestran acercándose aún más hacia una mariposa solitaria o una rama llena de flores. Sus innovaciones se ubican en el contexto de la fotografía o los grabados japoneses de su época. La habitualmente revisionista historia del arte, ha revisado al loco desde su mirada. Las obras de arte "son suficientes por sí mismas", dice Joseph Rishel, el co-curador con Homburg de la exhibición en Filadelfia. Eso está bien, pero conviene recordar que en su época van Gogh era conocido como el hombre loco que pintaba unos cuadros que, incluso sus fanáticos, sentían que estaban locos por sí mismos. Uno de sus primeros admiradores dijo: "Es más fácil imaginar que de un día para otro se dejen de producir obras de arte, que imaginar que van Gogh se vaya a volver popular", y necesitamos tener en claro que eso quiere decir que era un loco imposiblemente impopular.
Esos cuidados primeros planos que se ven en Filadelfia también revelan la obsesiva mirada de un maníaco. La mariposa de van Gogh es más siniestra que científica; dos figuras escondidas entre las zarzas están más cerca de Munch que de Monet. Al acercarse tanto, van Gogh se liberaba de sus ataduras.
"Cuanto más cansado, más enfermo, más un cántaro roto, más artista soy", dijo, adhiriéndose a esa antigua noción de que arte y locura tienen un vínculo cercano. "Un grano de locura es lo mejor para el arte", era una de sus citas favoritas. A fines del siglo XIX, sin embargo, no se esperaba que el arte estuviera solo tocado por una inspiración insana. El arte se suponía revelaba al demente que lo hacía. "Quiero sentir lo que pinto y pintar lo que siento", dijo van Gogh y su audiencia esperaba que sus obras lo mostraran en el acto de sentir. El arte se había vuelto "un grito sufrido y triunfante desde el corazón", dijo un sabio, y las obras de van Gogh lo colocan como el gritador más convincente del arte.
"Cómo ha trabajado tu cerebro, y cómo debiste arriesgarlo todo en ese límite alejado donde el vértigo se hace inevitable", dijo Theo van Gogh, el hermano del artista y marchand de su obra, cuando vio las arremolinadas, destempladas obras que Vincent envió a París desde el asilo de Saint-Rémy. El nuevo arte propuesto por van Gogh y sus semejantes ("nosotros, los que estamos locos", como decía) fue creado y aceptado como un arte del trastorno. Van Gogh se jactaba de la "fealdad", la "vulgaridad", y la "terrible dureza" de su famosa pintura del oficial Zouave y de su pincelada "inquietante e irritante". De acuerdo a Theo "uno tiene que sacarse de encima los convencionalismos para llegar a su verdadero significado". Cuando surgió el impresionismo, en 1874, fue ridiculizado como "pura locura". Quince años después, van Gogh y sus colegas aceptaban esos insultos como si se trataran de los más grandes elogios. Cuando van Gogh se volvió la sensación del Salon des Indépendants de 1890, una crítica elogiaba sus imágenes pesadillescas, mientras un perfil anterior lo había calificado como un fanático cuyo arte era más que nada acerca del exceso, como un pintor medio loco que consiguió atrapar el pulso de la demencia total del mundo de fin de siècle. Ese era el único mundo -y el único mundo del arte- en el que tiene sentido el arte de van Gogh. El académico Aaron Sheon arriesga que van Gogh podría presentarse a sí mismo como "enfermo y excéntrico" para reflejar la visión de moda de que la humanidad se había deslizado hacia la ramplonería.
Mirándose en un espejo en junio de 1890, un mes antes de morir, van Gogh dijo haber visto: "la descorazonada expresión de nuestro tiempo". Sentía que vivía en un universo creado por un Dios que "no sabía lo que estaba haciendo, ni tenía idea de qué hacer con él". Ese es el mismo universo que los demás veían en las pinturas de van Gogh.
"La mayoría de la gente que está mentalmente enferma no es extraordinariamente creativa y la mayoría de las personas que son creativas no son mentalmente enfermas", insiste Kay Redfield Jamison, profesora de siquiatría en la Johns Hopkins University. Por otro lado, ha demostrado que los lunáticos están mejor representados entre los artistas que en cualquier otro lugar. Ella misma una maníaca depresiva -una condición que no esconde-, Jamison ha hecho coincidir los síntomas que van Gogh comparte con ella y otros bipolares (Hay evidencia genética también: la insania no corría por la familia de Vincent; galopaba). Rishel, el curador de Filadelfia, dice que para ser alguien tan famoso por "estar fuera de sus cabales", van Gogh demostraba una "sorprendente disciplina", pero Jamison no ve eso como una prueba de que su locura es irrelevante para su arte. "Claridad y lógica son perfectamente compatibles con los retrocesos y los derroteros de la enfermedad maníaco depresiva", escribió en su libro Touched by Fire.
Lo que es especial acerca de van Gogh es que para que su particular marca de arte disciplinado fuera un éxito en el momento en que lo hizo, tenía que expresarlo como si estuviera chiflado. No hace la diferencia que él fuera exactamente eso.
La historia siempre ha dicho que murió a causa de su enfermedad por un autodisparo en un estómago, como él mismo le dijo a los policías en su lecho de muerte. La nueva biografía revive otra posibilidad que hacía años que nadie la mencionaba: que uno de los atormentadores adolescentes de van Gogh, conocido por su gusto por las armas, fue de alguna manera el responsable. Si eso es cierto -y la evidencia no es tan débil- podría ser que van Gogh, al acusarse a sí mismo, decidió morir como el genio loco y atormentado que sus fanáticos estaban esperando que él fuera.
37
años tenía van Gogh cuando murió por un autodisparo en el vientre. Nunca se encontró el arma.
Final. Una reciente biografía revela que quizás van Gogh no se suicidó sino que fue asesinado.
Un mal difícil de determinar
Oficialmente nunca existió un diagnóstico preciso sobre la enfermedad mental que padecía Vincent van Gogh. En 2002, un artículo del American Journal of Psychiatry se concluía que a pesar de que más de 150 siquiatras habían estudiado el caso, no se había podido llegar a ninguna conclusión. El diagnóstico más firme es que en los dos últimos años de su vida, padecía epilepsia psicomotora a la que poco ayudó el alto consumo de alcohol, particularmente ajenjo, del paciente.
(*) Newsweek. Blake Gopnik fue 10 años, el jefe de los críticos de arte del Washington Post.
Fuente El País digital
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24/08/10
Detienen a viceministro por robo de un Van Gogh
Las Amapolas
vincent van Gogh
El Museo de Arte Moderno Mahmud Jalil de El Cairo cerró sus puertas al público el sábado pasado de mañana, inmediatamente después del robo de "Las amapolas", de Van Gogh, cuyo valor se estima en 55 millones de dólares. Una avería en el dispositivo de alarmas y cámaras video de seguridad del museo, facilitó que los ladrones pudieran llevarse la obra. Accionaron la alarma antiincendios para atraer la atención de los vigilantes y cortaron cuidadosamente la tela del famoso cuadro. Los investigadores afirman que fue un robo muy "profesional". Contrariamente a lo que las autoridades egipcias dijeron en un primer momento, el cuadro no ha sido recuperado. La detención de una pareja de turistas italianos en el aeropuerto de El Cairo poco después del robo, resultó un verdadero fiasco para la policía egipcia. "Las Amapolas" es uno de 304 óleos y 50 esculturas expuestos en ese museo, construido en 1920 próximo al Nilo, como la residencia del coleccionista de arte egipcio Mohamed Mahmud Jalil.
El fiscal general de Egipto Abdel-Meguid Mahmud ordenó ayer la detención del viceministro de Cultura, Mohsen Shalaan, junto con cuatro guardias de seguridad. Los acusó de negligencia y delincuencia profesional por la desaparición del lienzo "Las Amapolas", de Vincent Van Gogh. La obra, cuyo valor está estimado en 55 millones de dólares, fue robada el sábado del Museo Mahmud Jalil en El Cairo, según informó la agencia egipcia Mena.
Otros nueve empleados se encuentran bajo vigilancia y se les ha prohibido salir del país. La causa principal de estas acusaciones es que tan solo siete de las 43 cámaras de vigilancia funcionaban en el museo en el momento del robo, y que el detector de metales en la entrada y los sistemas de alarma de prevención de robos también estaban estropeados.
"NO PODRÁN VENDERLO". El ministro de Cultura Faruk Hosni dijo a la AFP que la búsqueda continúa, y que "las fuerzas del orden están en alerta en las fronteras y los aeropuertos".
En una entrevista publicada por el diario oficialista "Al Ahram", Hosni afirmó estar seguro de que esta tela de Van Gogh, de 63 centímetros por 57 centímetros, no podrá ser vendida.
"El ladrón no podrá vender el cuadro", aseguró, señalando que Interpol fue informada del caso a través del Ministerio del Interior.
"No me imaginaba que fuera posible robar un cuadro del museo Mahmud Jalil. Si se hubiera sabido que el sistema de alarma no funcionaba, se hubiera cerrado el museo", agregó el ministro.
El museo, que es ahora minuciosamente revisado por los técnicos de la Policía en busca de indicios, debía incluso cerrar dentro de poco para obras de refacción, dijo Hosni a AFP.
"El museo debía cerrar por varios días y su contenido, cuadros valorados en centenares de millones de dólares, debía ser transportado a las bodegas de seguridad de Bellas Artes", añadió.
El domingo, el procurador general Abdel-Meguid Mahmud se expresó en términos muy duros sobre los responsables del museo, calificando al dispositivo de seguridad de "fachada", y manifestó su asombro de que los controles fueran tan débiles, a pesar de la pequeña dimensión del edificio, que según él hubiera debido facilitar la vigilancia. Mahmud recordó además que la Fiscalía había lanzado una advertencia general el año pasado después del robo de nueve cuadros en el palacio de Mohamed Alí Pacha, un museo al norte de El Cairo.
Hosni declaró también que había pedido al jefe de las antigüedades egipcias, Zahi Hawass, que se contactara a la seguridad nacional para examinar los sistemas de alarma en todos los museos de Egipto.
Expertos estiman que Van Gogh pintó la obra en 1887.
El País Digital
HORACIO A. ROSETE BRIGNOLE
Dr. Horacio A. Rosete Brignole
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