HORACIO A. ROSETE BRIGNOLE
Dr. Horacio A. Rosete Brignole
sábado, 26 de marzo de 2011
Legarle cultura al Estado
Eloísa Capurro
A la hora de adquirir obras de arte nuevas, el Estado sale a comprarlas. Visita remates y subastas. Pero lo hace con los flacos bolsillos de una administración estatal. El presupuesto que la Comisión de Patrimonio, por ejemplo, tiene para dedicarle a la compra de nuevos cuadros es limitado y se fija año a año. Pero hay otros métodos.
Es que todavía hay particulares que donan sus colecciones privadas al Estado. Y otros que, aunque parezca algo salido de otra época, dejan en su testamento la voluntad de donar obras a los museos nacionales. Así, por ejemplo, se abastece el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV). Así, también a base de donaciones, se alimenta la Sección de Archivo y Documentación del Instituto de Letras (Sadil) de la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República.
Entre 2000 y 2010 aproximadamente 30 obras de arte fueron donadas por particulares al Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV). Algunas consistieron en legados y otras en donaciones de coleccionistas particulares. Hoy están en exposición 12 obras que el museo recientemente adquirió, todas entregadas por particulares al Estado.
Es que el museo todavía intenta llenar su colección, que recopila ya 885 obras de artistas nacionales y extranjeros. Y, además de salir a comprar obras a remates (con el presupuesto reducido que tienen), la donación es una herramienta poderosa.
"Hay gente que no sabe si puede donar o en qué condiciones y se los atiende especialmente. Hay un interés por parte del museo de ir completando la colección de arte nacional", dijo el director del MNAV, Enrique Aguerre.
Entre los nuevos ingresos por donaciones y legados del período 2010-2011 está el óleo Luna de José Cúneo o la obra Retrato de Poe de Horacio Torres, ambas legadas por el mismo particular. Los galeristas Jorge y Martín Castillo donaron la obra Musa del Pintor de Anhelo Hernández y otras varias obras. En 2010-2011 ya se donaron casi la misma cantidad de piezas que en toda la década 2000-2010.
Aunque no tiene costos, el proceso puede demorar. Si todo sale bien, entre que se manifiesta la intención del particular y se concreta la entrega del material, pasan unos meses. Si hay problemas, será un poco más. En el medio hay mecanismos de contralor para asegurar, entre otras cosas, la autenticidad de la obra.
"Puede ser una obra falsa, lo que perjudicaría la colección. Hay que tener mucho cuidado", señaló Aguerre. "Pero hay expedientes que duermen. O casos en los que iban a entrar tres obras, y lo hacen solo dos, por lo que hay que volver atrás y explicar qué pasó. No siempre es sencillo".
Incluso hay donaciones que el museo termina rechazando. Porque la obra está en mal estado, o porque es de un autor del cual ya se tienen varias obras, o porque simplemente carece de interés. "En la mayor parte de las veces se dice que no; es pequeña la cantidad de donaciones que se aceptan", agregó el jerarca.
De todas formas también existen mecanismos en los que el Estado sale a buscar colecciones que le interesen. Tal es el caso del archivo Ayestarán, que fue comprado por el Ministerio de Educación y Cultura en 2001, que en 2009 creó el Centro Nacional de Documentación Musical.
Un mecanismo opuesto tiene la Sección de Archivo y Documentación del Instituto de Letras (Sadil), que desde su comienzos salió a buscar donaciones de archivos particulares que conocían. "Yo sabía de la existencia de importantes acervos que estaban en manos de particulares, y que se corrían riesgos muy severos de que se perdieran o fugaran del país", señaló el profesor y director del Sadil, Pablo Rocca, a El País Cultural en 2009.
Una de las primeras colecciones que tuvo el archivo fueron las cartas de Juan José Morosoli, que fueron entregadas por las hijas del escritor minuano, María Luz y Ana María Morosoli. Desde entonces se sumaron importantes documentos como el intercambio epistolar entre Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti, colecciones del semanario Marcha, documentos de Luis Campodónico o del reciente premio nobel Mario Vargas Llosa. En 2009 se donaron manuscritos de Idea Vilariño y un conjunto de documentos de Juvenal Ortiz. En 2010 Hugo Rocha donó las cartas que se escribió con Benedetti.
"A veces donan en forma personal, otras por contactos con responsables de editoriales sabemos que alguien se va a desprender de originales. Están aquí la primera versión de ¡Bernabé! ¡Bernabé! y la de La persecución", señaló Rocca.
Profesores, investigadores, egresados y estudiantes universitarios están habilitados para trabajar en el archivo, que también realiza colaboraciones con muestras públicas. Por ejemplo se sumaron a la Noche de los Museos con nueve fotografías de Idea Vilariño que dieron para un homenaje a la poeta.
Así, de una forma u otra, el Estado sale a buscar parte de su patrimonio escondido entre cajas, bibliotecas y hasta colecciones privadas.
12
son las obras donadas recientemente y que están expuestas en el Museo Nacional de Artes Visuales.
2
es el mínimo de meses que puede demorar un trámite de donación, si no se presentan problemas.
Fuente: El País Digital
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